El astigmatismo es una condición en la cual la córnea está curvada de forma asimétrica, ocasionando una visión desenfocada. Debemos tener en cuenta que en las personas que tienen una visión normal (emétropes), al igual que ocurre en miopes e hipermétropes, la córnea permanece esférica. Sin embargo, en aquellas que se ven afectadas por astigmatismo no se da esta circunstancia.
Una córnea con astigmatismo tendría la misma forma que medio balón de rugby, mientras que otra córnea sin astigmatismo sería como medio balón de fútbol. El astigmatismo es una condición muy común, ya que más del 90% de las personas lo tienen, y la causa de su aparición es todavía desconocida. Generalmente se presenta desde el nacimiento, y puede existir independientemente o acompañar a otro defecto visual, como la miopía o la hipermetropía. Un grado menor de astigmatismo se considera normal, y no requiere corrección.
¿QUÉ TIPOS DE ASTIGMATISMO EXISTEN?
Si es producido por alteraciones corneales, es importante la detección precoz, por lo que resulta fundamental la visita al óptico-optometrista. Existen cinco tipos de astigmatismos:
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Inverso: Habitual en personas de avanzada edad.
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Oblicuo: El eje se encuentra inclinado (no específico).
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Acomodativo: Su signo fundamental es su diferente orientación y cantidad en visión lejana y en visión próxima. Suele ir unido a disfunciones leves de la visión binocular.
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Irregular: Este astigmatismo es el más difícil de compensar. Se origina, en la mayoría de los casos, por alteraciones corneales o perturbaciones del cristalino.
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Directo: Es muy común en personas jóvenes, y es también el más habitual.
¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO MÁS INDICADO?
Desde el punto de vista de la evolución de nuestro defecto de refracción, no hay diferencias. El uso de gafas no está reñido con el de las lentes de contacto, ya que los usuarios de estas últimas están obligados a poseer también gafas graduadas para que el ojo descanse cada cierto tiempo. Sin embargo, la calidad óptica y, en definitiva, la corrección visual que se consigue con lentes de contacto es superior a la que se alcanza con las gafas. Esta diferencia es más marcada cuando mayor sea el defecto de refracción. Por otro lado, las lentes de contacto, por su comodidad, se pueden utilizar para la realización de cualquier actividad: prácticas deportivas, estudios, trabajo, ocio, etcétera. También son muy recomendables para conducir, ya que mejoran la agudeza visual y amplían el campo de visión.
En todos los casos en los que se plantea el uso de lentes de contacto es imprescindible un estudio previo de las características del ojo que asegure no sólo una buena adaptación de las lentes, sino la ausencia de efectos adversos. Por último, la cirugía refractiva no deja de ser una intervención más de cirugía estética, ya que su único fin es cumplir los deseos del paciente con un defecto visual que, por múltiples motivos, quiere alejarse de la utilización de gafas o lentes de contacto. Resulta una solución tan válida como el uso de gafas o lentillas, pero hay que tener en cuenta que, por diversas características anatómicas o fisiológicas de nuestros ojos, no todos somos aptos para pasar por cirugía láser. Además, esta intervención cuenta con los inconvenientes y riesgos propios de cualquier tipo de cirugía. Si estamos decididos, es recomendable una buena selección del centro donde vayamos a operarnos, comprobando la adecuada experiencia de sus especialistas en este tipo de intervenciones.
¿QUÉ SIGNOS O SÍNTOMAS APARECEN CON EL ASTIGMATISMO?
El astigmatismo leve no suele producir ningún síntoma, pero cuanto mayor es el astigmatismo mayor es la distorsión de las imágenes que observamos tanto de cerca como de lejos. Si el astigmatismo es muy elevado, puede afectar seriamente la visión, lo que es de suma importancia desde el nacimiento hasta los diez o doce años, etapa en la que ésta se desarrolla.
Si el astigmatismo es alto y no se compensa precozmente, se corre el riesgo de que el niño pueda sufrir una ambliopía u ojo vago. Los niños pequeños que tienen astigmatismo en ocasiones fruncen el entrecejo, bizquean o no se acercan mucho a los objetos, para de ese modo contraer la pupila y obtener una imagen más clara. Incluso pueden girar o inclinar la cabeza.
Esta actividad inusual es la que conduce a una fatiga ocular o a los dolores de cabeza. Para las personas que sufren de astigmatismo, todos los objetos, tanto los cercanos como los distantes, se ven distorsionados. Las imágenes se difuminan y empañan. La sensación es similar a la distorsión visual producida al observar a través de un vidrio ondulado o esmerilado. Esta falta puede ser contrarrestada con un esfuerzo acomodativo del ojo provocando molestias como dolores de cabeza, enrojecimiento ocular, malestar en la nuca, sensación de arenilla en los ojos, mareos, vicios posturales, problemas para el cambio de visión lejos/cerca y viceversa, picor y escozor de ojos, etcétera.
Fuentes: Lóòktic / Cione Grupo de Ópticas – Fotografías: www.google.es