Es común que tras el baño en las piscinas se nos enrojezcan los ojos. Sigue estos consejos para disfrutar del agua sin molestias.
El cloro es una sustancia que mantiene el agua limpia de impurezas y evita el riesgo de contraer infecciones, pero también es un agente irritante para la piel, mucosas respiratorias y especialmente para nuestros ojos. Para evitar infecciones y problemas en nuestros ojos, es importante la higiene personal, por eso una medida adecuada es, antes de entrar en el agua, ducharnos para eliminar de la piel todos aquellos productos (cosméticos, colonias, cremas, suciedad…) que, al disolverse en el agua, pudieran originar irritaciones o toxicidades en otras personas.
CONSERVA EL SUERO FISIOLÓGICO EN EL FRIGORÍFICO PARA LOGRAR UN EFECTO DESCONGESTIVO AÑADIDO AL EFECTO DE LAVADO.
Además, es importante usar un gorro de ducha para preservar la higiene dentro de la piscina, pues en el pelo se acumulan muchas sustancias cosméticas y de suciedad que puede diluirse en el agua. Igualmente, el empleo de unas gafas de buceo es algo esencial para evitar el contacto directo de nuestros ojos con el agua y por tanto con cualquier agente irritante de forma directa sobre las mucosas oculares.
Asimismo, tenemos que evitar el baño si tenemos alguna enfermedad potencialmente contagiosa, especialmente conjuntivitis o si padecemos algún tipo de herida en la piel.
EVITA TOCARTE LOS OJOS CON LAS MANOS SUCIAS Y NO UTILICES TRATAMIENTOS MÉDICOS SIN LA INDICACIÓN DEL ESPECIALISTA.
TRAS EL BAÑO…SIGUE UNOS CUIDADOS ESENCIALES:
A pesar de todo pueden existir agentes irritantes o incluso bacterias que no son eliminadas totalmente por el cloro, lo cual hace que debamos adoptar algunas medidas básicas tras el baño, como es darnos una ducha para eliminar dichos agentes potencialmente nocivos y si es posible instilar unas gotas de suero fisiológico o lágrima artificial sobre nuestros ojos.
Extraído de: revista Consejos de la Fundación Salud Visual (www.funsavi.es)